miércoles, 22 de abril de 2009


Querida mocosa,

eres una mala mujer. Nunca me escribes. Pudieras envidiar la alegría que me dan las pocas cartas que me llegan. Recibiste una tarjeta envuelta en un poema? Ayer, galopando por los cerros, me acordaba de ti. De allí traje las carteras llenas de avellanas, de chupones, de copihues, de boldo, de murta. Ah qué necesidad tengo de ti, de tenerte aquí conmigo. Vente. Escribe a Rubén: yo nunca le he escrito. Al mar no le cuentes nada, el mar es mi enemigo. Cuando me baño, yo lo insulto con grandes gritos, y él trata de ahogarme, y de azotarme lleno de furia. Yo me creo un gran dactilógrafo, por eso te escribo a máquina. Tengo una larga barba de 15 días, y he consumido 200 gramos de tabaco amarillo. Viste anoche una luna delgadísima, y al lado una estrellita? Temblor? En Temuco anda una Machela, te conoce? Descubro que a máquina se miente con más facilidad. Todas las tardes escribo, cotesto alguna carta, en esta máquina de D. Augusto Winter1. Ahora veo que ahí puse "cotesto", y esto me llena de tristeza. Conoces los pinguinos? Cuidado, muerden! No te escribo más, no mereces una palabra más, y te envío un largo beso largo en el lomo de la alta marea.


Pablo


tontatontantatontatontatontatontatontatonta

1 miradas cómplices:

Espérame en Siberia dijo...

Pues yo no sé, pero si a mí me escribieran esa carta, si yo fuera la tal mocosa, me sentiría enormemente halagada. Es hermosa. No sé.
Me gustaría que un amante me escribiera así.
Qué bonito.


No sabía que te pasabas por mi blog y eso me hizo sentir muy bien, de verdad. Yo ya estaré pasando a leerte muy seguido. Me ha encantado tu espacio.
¡Enhorabuena!

Muchos cariñitos.